Tal cual lo dice el refrán
enmarcado en una célebre canción latina " La vida te da sorpresas;
sorpresas te da la vida ", resulta conveniente saber que se necesita
tristeza, para conocer la felicidad, ruido para apreciar el silencio, y
ausencia para valorar la presencia. Sorprendente, no?. Claro que sí!, más es
una clara realidad.
Lo anterior se basa en la necesidad
de la experiencia, la cual, bien aprovechada, sin duda alguna trae resultados
maravillosos. Por ello aquello de que, en momentos de desesperanza, resulta
importante saber e interiorizar que cuando una o varias puertas se nos cierran,
siempre habrá otra viable que Dios nos proporciona.
No desesperar es la meta puesto
que, los a veces difíciles hábitos y virtudes de la perseverancia, la paciencia,
y la tolerancia, se presentan serán en verdad la única alternativa para
alcanzar algo en lo que creemos y nos gusta, pero que por obstáculos que nos
ocurren, a veces vemos como muy lejanos de alcanzar.